El helado  es sin duda una de las figuras más queridas por grandes y pequeños. Cada uno de nosotros, al menos una vez en la vida, hemos experimentado la pequeña alegría de entrar en una heladería y encontrarnos frente a un escaparate lleno de colores, frutas, confites y barquillos. El helado nos transporta a nuestra infancia, nos recuerda sabores olvidados y nos da la posibilidad, al probar un sabor particular, de regresar un poco al pasado.

Un viaje en el tiempo a través de una degustación , todo gracias a la habilidad del heladero, que con conocimiento y sobre todo pasión, pone a disposición de sus clientes el producto más dulce del mundo.

Pero ¿quién es el heladero hoy en día y cuánto ha cambiado esta cifra con el tiempo?. El heladero moderno sabe que no hay producto de calidad sin formación e investigación y sabe que siempre hay lugar para el estudio y la experimentación. De ahí el nacimiento de nuevas formaciones cada vez más profundas y específicas, centradas en el análisis del producto, los métodos de producción y las materias primas.

El heladero moderno debe poder mantener la confianza de sus clientes respetando la tradición y siendo fiel a los gustos clásicos, pero no debe ignorar las nuevas tendencias y necesidades del mercado. Su figura cambia junto con la de su cliente, cambia porque el cliente es un usuario más consciente y actualizado. De ahí una mayor investigación de la materia prima, atención al origen del producto, producción artesanal de los propios ingredientes y elección de pequeños lotes, selección de productos con menor impacto ambiental, que son el resultado de una decisión respetuosa con el medio ambiente en el que vivimos, precisamente para que el helado, el postre que nos representa, siga siendo un fiel amigo.

También se presta especial atención al helado como alimento, el helado debe ser un producto apto para todos, por eso la oferta se va ampliando, los expositores se completan con sabores sin azúcares añadidos, sin lactosa, sin el uso de productos animales y mucho , mucho más . Un aspecto fundamental, es la comunicación. El heladero hoy sabe que no puede permanecer encerrado en su laboratorio, debe poder comunicar su producto antes incluso de que el cliente lo pruebe, debe saber presentarlo y atraer a quienes no lo conocen, de ahí la elección de campañas de marketing creativas.

En definitiva, el heladero es hoy la figura de siempre, la persona capaz de dar alegría con una cuchara, de aligerar un día difícil o completar uno ya agradable, pero con una conciencia completamente nueva, la de tener que lidiar con una competición más atenta e intensa, pero tener a su disposición muchas herramientas nuevas, como cuerpos de formación, equipos cada vez más avanzados y materias primas de excelente calidad.